lunes, 20 de diciembre de 2010



Tesla, la teoria tras el HAARP

Tesla nació en el Imperio austriaco (actual Croacia). Era ciudadano del imperio austriaco por nacimiento y más tarde se convirtió en ciudadano estadounidense. Tras su demostración de comunicación inalámbrica por medio de ondas de radio en 1894, fue ampliamente reconocido como uno de los más grandes ingenieros eléctricos de América.
Tesla propuso un sistema para la trasmisión de energía eléctrica sin cables basado en la conductividad eléctrica de la tierra, el cual funcionaría mediante la trasmisión de energía por varios medios naturales y el uso subsiguiente de la corriente trasmitida entre los dos puntos para alimentar dispositivos eléctricos. Este principio tesla lo demostró en la práctica y es el mismo que hoy es usado en pararrayos, en electrolasers, armas de electrochoque, y también en el sistema HAARP. A este tipo de conducción eléctrica inalámbrica se le nombro en su honor “efecto Tesla”
A comienzos del siglo pasado Tesla creó aparatos para poner en práctica su invento. Uno de ellos era una torre que podía transmitir electricidad a través de la atmósfera sin usar cables, y cuya potencia se podía aumentar hasta convertirla en una especie de rayo de la muerte para usos militares. Según él, podía lanzar un rayo mortífero a cualquier punto del planeta. A comienzos del siglo pasado, Tesla diseñó e hizo construir una gigantesca torre metálica de más de 180 pies de altura, la altura de un edificio de doce pisos, que tenía en su parte superior un domo metálico de casi setenta pies, que pesaba unas 55 toneladas. Tesla usó la torre para probar sus teorías de transmisión de energía a cualquier punto del planeta usando la atmósfera como vehículo conductor. La torre estaba conectada a un generador, también invención de Tesla, que podía generar 100 millones de voltios con corrientes de 100 amperes, lo que equivale a unos 100 billones de watts.
La electricidad que transmitía la torre de Tesla podía hacerse rebotar en la ionosfera, y esto permitía enfocarla con cierta precisión sobre cualquier punto del planeta. Otra aplicación de estas ondas eléctricas es que podían usarse para alterar el clima a voluntad, y causar tornados, huracanes, terremotos, maremotos, inundaciones y sequías. Hay quienes sospechan que la ola de calor que hace unos años mató a más de 10,000 personas en Francia la causó el HAARP. Este acto de guerra pudiera haber sido una represalia por la negativa de Francia de apoyar la invasión norteamericana de Irak. Quienes tienen esa sospecha se basan en que el hecho de que para generar esa corriente tan poderosa y proyectarla en la ionosfera, el HAARP necesita consumir enormes cantidades de energía eléctrica, y la sequía en Francia comenzó poco después del gran apagón que dejó sin corriente casi todo el este de los Estados Unidos.

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